
Por: Marco Antonio Vélez Vélez
Profesor titular del departamento de Sociología
En mi condición de ex director de posgrados de la Universidad –lo fui hasta el pasado 16 de junio–, me permito hacer las siguientes consideraciones sobre el futuro de los posgrados en la institución y sobre la dimensión administrativa de la Dirección de posgrados:
- La Universidad deberá reformular la política de posgrados y establecer el hacia dónde quiere orientar su futuro en la formación avanzada. La propuesta más general sobre una política general de posgrados data del Acuerdo Superior 294 de 2006. Allí se definieron las líneas gruesas de una política de posgrados se trazaron ejes como: política de posgrados, su justificación, criterios para una política de posgrados, creación de nuevos programas, tipos de posgrados, relación posgrados-investigación, criterios para la evaluación de los posgrados, entre otros. Más allá de dicho Acuerdo Superior no se ha vuelto a recabar en una política general. La comisión de posgrados creada a instancias del Consejo Académico en el presente año tiene como una de sus tareas retomar asuntos de política general.
- Aunada a la política general va anexa la situación académico-administrativa de los posgrados. Ello suponer mirar el lugar de la Dirección de posgrados en el organigrama de la Universidad, sí como se piensa y en aras de la racionalización económica, la Dirección deberá adscribirse a la Vicerrectoría de Investigación de donde emergió en su momento, deberá valorarse si esta acumulación de funciones y roles beneficiará a la funcionalidad de los 232 programas de posgrado hoy existentes y los 66 programas en vías de creación. La complejidad de los posgrados hoy en la Universidad de Antioquia no es comparable a aquella existente a finales del pasado siglo cuando surgió la Dirección en el organigrama de la institución.
- El tema de la sostenibilidad de los posgrados es otro gran asunto emergente frente a la formación avanzada. Es claro que para la estructura de costos de los niveles de Doctorado y de Maestrías -en particular las de investigación-, el criterio del subsidio a la oferta prevalece. Sabemos que el promedio de fondos generales como costo de un Doctorado es del 82%, para una Maestría del 67%, según ello la carga sobre fondos generales para dichos programas es evidente, sin embargo, la importancia epistémica, de avance del conocimiento, de producción de nuevos saberes e invenciones justifica con creces dicha inversión en el campo de la formación avanzada.
- Los temas de la actual coyuntura financiera de la Universidad hacen compleja pero no imposible la sostenibilidad de los posgrados. Medidas surgen del bulto a la consideración: i) Doctorados y Maestría marco según áreas del conocimiento. Si tenemos por ejemplo, un Doctorado en Ciencias Sociales, allí pueden situarse líneas específicas de investigación en tanto líneas de Doctorado y no multiplicar Doctorados según cada área de profesionalización o de conocimiento especifico; ii) Lograr economías de escala a través de troncos comunes, cursos interdisciplinares, cursos compartidos entre unidades académicas; iii) balancear el punto de equilibrio institucional en los estudios de costos, con el punto de equilibrio de los programas, para posibilitar una afectación menor a las finanzas de la Universidad.
- En términos personales, dejo la Dirección de Posgrados con un récord de inscripciones para el semestre 2025/2, 1218 inscritos: 290 de especialización, 556 de Maestría y 372 de Doctorado. Con un Doctorado como el de la Facultad de Educación con 120 inscritos. De seguro el nivel de las matrículas será igualmente histórico. Creo que la labor ha sido realizada en mi estadía de un año.
Medellín, junio 19 de 2025.
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